Consulta inicial: Durante la consulta, el especialista realizará una evaluación detallada de los síntomas y de la salud general de la mandíbula y los dientes. Este análisis permite determinar si el tratamiento con Botox es adecuado para ti. También se te explicará el procedimiento, sus beneficios y posibles efectos secundarios.

Preparación para la aplicación: Antes del procedimiento, el área a tratar se desinfecta para evitar infecciones. El especialista podría marcar los puntos específicos donde se aplicará el Botox, centrándose en los músculos maseteros y temporales, responsables del apretamiento.

Aplicación de las inyecciones: El procedimiento es rápido y casi indoloro. Utilizando agujas finas, se inyecta el Botox directamente en los músculos objetivo. El número de inyecciones dependerá de la severidad del bruxismo y del tamaño de los músculos involucrados. Todo el proceso dura entre 10 y 20 minutos.

Postratamiento: Tras la aplicación, se proporcionan recomendaciones para optimizar los resultados. Es posible que se te indique evitar masajes o presión en la zona tratada durante las primeras 24 horas. Tampoco se recomienda realizar ejercicio intenso inmediatamente después del procedimiento.

Seguimiento: Se programarán citas de control para evaluar el efecto del Botox y realizar ajustes si es necesario. En algunos casos, podría ser necesaria una nueva aplicación para mantener los resultados.