Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad en Adultos

Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad en Adultos

¿Qué es el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad en Adultos?

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad en Niños (TDAH) define un conjunto de síntomas que suelen identificarse en la infancia, pero que con frecuencia persisten en la edad adulta, y que asocian dificultades en el rendimiento escolar y adaptación del niño o problemas en la organización, planificación y optimización del tiempo en el adulto.

Las dificultades en el mantenimiento de la atención, la hiperactividad motora y la impulsividad forman parte de los síntomas más característicos de esta entidad a pesar de que frecuentemente coexistan otros como la frustración, bajo estado de ánimo, pensamiento rígido o temperamento explosivo.

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¿Cuáles son los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad en Adultos?

(TDAH)?

Pueden existir multitud de formas distintas en las que los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad en Adultos (TDAH) se manifiestan así como el impacto de los mismos en la vida de cada uno. El estudio pormenorizado de cada caso en particular ayuda a poner de relieve las características propias de cada caso pero, a nivel general, se puede afirmar que el TDAH del adulto comparte una serie de características definitorias de esta entidad:

Los más frecuentes son:

Déficit de atención:

Las dificultades atencionales en el adulto con TDAH pueden manifestarse de distinta forma. La sensación de tener mala memoria fruto de olvidos frecuentes es, en esta población, un claro síntoma de inatención. Así pues, haber invertido pocos recursos atencionales durante una conversación, en el trabajo y mientras se piensa en lo que hay que hacer más tarde supone, en muchos casos, que el adulto con TDAH olvide citas importantes o quehaceres que tenía “programados”, siendo habitual la constante sensación de acordarse tarde de lo que tenía que hacer.

Hiperactividad.

Aunque el TDAH del adulto no suele manifestar la hiperactividad motora característica en los niños, sí suelen ser personas que prefieren desempeñar trabajos activos, físicos, donde existe una importante carga laboral. Es fácil, en este sentido, que el TDAH adulto pueda volverse adicto al trabajo cuando le resulta estimulante. Otros rasgos típicos de la hiperactividad pueden ser la tendencia a hablar rápido, ser inquieto o moverse rápido.

Impulsividad.

Es algo habitual en la historia personal del TDAH haber tomado decisiones poco meditadas y, algunas veces, arriesgadas. En ocasiones la impulsividad se ve empujada por una baja tolerancia al estrés y al fracaso llevando al sujeto a no meditar las respuestas o decisiones, con tal de terminar una situación estresante. Las decisiones tomadas también suelen estar condicionadas por otro rasgo de personalidad característico del TDAH adulto que tiene que ver con la búsqueda de sensaciones y de la novedad. Esto significa que el TDAH en adultos suele tener poca tolerancia a la rutina y al aburrimiento. Algo más problemático puede ser la facilidad en perder el control en determinadas ocasiones y la búsqueda del riesgo, que puede llevar al TDAH adulto a acumular infracciones de tráfico, conducir de manera temeraria o ser proclive al uso de substancias estimulantes.

Mala gestión del tiempo.

Una característica habitual en los TDAH adultos tiene que ver con la mala gestión del tiempo y la relación que ello tiene con el punto tratado anteriormente, en relación a la desorganización. El TDAH adulto suele estar convencido de haber organizado bien las tareas a realizar pero, habitualmente, descubre que nunca llega a tiempo, que invierte muchas horas en un solo aspecto y que frecuentemente llega tarde a sus citas.

 

Los síntomas son independientes entre sí, por lo que la forma y severidad con la que éstos se manifiestan pueden variar entre personas.

 

El diagnóstico del TDAH, tanto en niños como en adultos, es un diagnóstico clínico. Esto quiere decir que no existen pruebas como una analítica o imagen cerebral que permita establecer un diagnóstico. Por el contrario, los especialistas en diagnóstico del TDAH se sirven de la información recopilada en la historia clínica del paciente, en determinados cuestionarios y, en algunos casos, en ciertas pruebas neuropsicológicas, para determinar cuándo el conjunto de síntomas que presenta un individuo resultan compatibles con el diagnóstico de TDAH.

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